La movilidad en México se enfrenta a uno de los mayores desafíos del siglo XXI: el impacto ambiental generado por el transporte. Con una población que supera los 126 millones de habitantes y un creciente número de vehículos en circulación, la situación se vuelve crítica. En 2023, se registraron aproximadamente 58.2 millones de vehículos en el país, lo que representa un aumento del 59% en comparación con 2013. Esta expansión ha llevado a que el 25% de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en México provengan del sector transporte, según datos de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).
La Contaminación del Aire: Un Problema de Salud Pública
La calidad del aire en México es alarmante. De acuerdo con la Guía de Calidad del Aire de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se recomienda que la concentración de PM2.5 no supere los 10 microgramos por metro cúbico de aire (μg/m³). Sin embargo, en México, 99.7% de la población está expuesta a niveles superiores a esta cifra, con 86.6% expuestos a más de 15 μg/m³ y 19% a más de 25 μg/m³. Esta situación no solo afecta la salud de los ciudadanos, sino que también contribuye al cambio climático y a la degradación del medio ambiente.

Estrategias para Mitigar el Impacto Ambiental
Ante este panorama, México ha tomado medidas significativas para abordar el problema. En 2022, el país actualizó su Contribución Determinada a Nivel Nacional (NDC) bajo el Acuerdo de París, estableciendo una meta de reducción del 18% en las emisiones del sector transporte para el año 2050. Esta meta es ambiciosa, especialmente considerando que, sin intervención, se estima que las emisiones del sector podrían alcanzar los 250 millones de toneladas de CO2 equivalente (MtCO2e) para 2050.
Para lograr estos objetivos, se han implementado varias estrategias, como la Estrategia Nacional de Movilidad Eléctrica y el Programa de Transporte Limpio (PTL). Estas iniciativas buscan promover el uso de vehículos eléctricos e híbridos, así como mejorar la eficiencia del transporte público. Actualmente, México cuenta con opciones de transporte no contaminante, como Ecobici, trolebuses, el Cablebús y el Metrobus, que ya operan con una flota de vehículos que contribuyen a reducir las emisiones.
La Electrificación del Transporte: Un Imperativo
La electrificación del transporte es un paso crucial hacia un futuro más sostenible. Según el Consejo Internacional sobre Transporte Limpio, más del 90% de las emisiones de CO2 en México provienen del transporte, con los vehículos ligeros representando 65% de estas emisiones. Para cumplir con los compromisos climáticos, México se ha comprometido a reducir sus emisiones de GEI en un 35% para 2030, con un enfoque particular en el sector transporte.
Para alcanzar estos objetivos, es fundamental que el 50% de las ventas de vehículos ligeros nuevos sean de cero emisiones para 2030. Sin embargo, la normativa actual permite flexibilidad excesiva, lo que podría resultar en un aumento de las emisiones de CO2. Por ello, es esencial aumentar la rigurosidad de las normas de emisiones y fomentar la adopción de tecnologías limpias.
Conciencia y Acción: Un Llamado a la Sociedad
El cambio hacia un transporte más sostenible no solo depende de políticas gubernamentales, sino también de la conciencia y acción de la sociedad. A nivel personal, los ciudadanos pueden contribuir adoptando prácticas de movilidad más limpias, como caminar, utilizar bicicletas o transporte público sostenible. Además, al considerar la compra de un vehículo, es crucial optar por aquellos que tengan un menor impacto ambiental, como los vehículos híbridos o eléctricos.
Las empresas también juegan un papel vital en esta transición. Implementar prácticas de transporte sostenible no solo ayuda a reducir el impacto ambiental, sino que también puede traducirse en ahorros financieros significativos. Programas como el PTL ofrecen capacitaciones y medidas que ayudan a las empresas a mejorar su eficiencia y reducir costos operativos.

El impacto ambiental del transporte en México es un desafío que requiere una respuesta urgente y coordinada. Con un enfoque en la movilidad sostenible, la electrificación del transporte y la colaboración entre el sector público y privado, es posible avanzar hacia un futuro más limpio y saludable. La responsabilidad recae tanto en el gobierno como en cada individuo y empresa para adoptar prácticas que promuevan un entorno más sostenible y reduzcan la contaminación del aire. Solo así podremos garantizar una mejor calidad de vida para las generaciones presentes y futuras.