El uso masivo del vehículo privado ha supuesto una pérdida del bienestar colectivo y una fuente de impactos ambientales, sociales y económicos para la sociedad. Incluso, se ha convertido en un factor de riesgo laboral para los trabajadores.
La movilidad sostenible reduce la accidentalidad vial, incrementa la eficiencia energética, mejora la calidad del aire, evita la exclusión social y laboral, potencia la competitividad de la economía y no contribuye al cambio climático.
10 propuestas para una movilidad más sostenible
- En las grandes empresas y/o polígonos industriales, crear la figura del gestor de movilidad, constituir consejos de movilidad (integrados por empresas, sindicatos, administraciones y operadores de transporte) y elaborar un plan de movilidad.
- Apostar por el transporte colectivo, con criterios de racionalidad: dimensionando los vehículos para optimizar su uso y la eficiencia y estableciendo enlaces con las redes de transporte público.
- Garantizar la accesibilidad a los centros de trabajo para los peatones en condiciones de seguridad y sin obstáculos.
- Promover el uso del coche compartido y del coche multiusuario, garantizando su eficacia y reservando zonas de aparcamiento.
- Promover el uso de la bicicleta, garantizando unos itinerarios y un aparcamiento seguros.
- Subvencionar desde las empresas los títulos de transporte de carácter personal y reducir el espacio dedicado a zonas de aparcamiento.
- Incorporar la movilidad in itinere y la accesibilidad al centro de trabajo en la evaluación de riesgos laborales.
- Incluir la auditoria de movilidad en los estudios para obtener un sistema de certificado de calidad (ISO).
- Excluir el permiso de conducir y la propiedad de vehículo como criterio de selección de personal: pueden ser condiciones complementarias, pero no excluyentes.
- Incorporar a la negociación colectiva el criterio de reubicación sistemática de trabajadores/as en los centros de trabajo más próximos a su domicilio.