La electromovilidad en Chile tiene grandes retos que también son comunes a otros países de América Latina en el camino hacia el transporte Cero Emisiones.
La electromovilidad en Chile sigue desarrollándose en medio de retos hacia lograr un transporte Cero Emisiones que también son comunes a otros países de América Latina: los precios de los vehículos eléctricos, la escasez de infraestructura y la posibilidad de generar electricidad con energías limpias son los retos más importantes.
Santiago, la híper urbanizada capital de Chile, vivía una situación complicada en términos de contaminación hasta que la pandemia COVID produjo reducciones del 29% en material particulado y del 71% en óxido nitroso a raíz de la menor cantidad de vehículos de combustibles fósiles circulando durante abril de 2021. Esto, según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que además menciona estas cifras para llamar a aplicar una acción más resuelta rumbo a la electromovilidad:
“El Ministerio de Energía de Chile ha enfatizado la importancia de la electromovilidad para el desarrollo económico del país, lo cual sirve al doble objetivo de lograr la descarbonización con un transporte Cero Emisiones y además reducir los costos asociados a los vehículos de diésel y otros combustibles fósiles.”
Aunque para Chile resulta complicado trazarse el objetivo de la Unión Europea en cuanto a prohibir la venta de vehículos con motor de combustión interna en 2035 y así dar inicio a un mercado de vehículos eléctricos, el gobierno chileno estudia alternativas como ir expandiendo su flota de transporte público basada en electromovilidad.
Concretamente, el gobierno chileno introdujo legislación para obligar a los concesionarios de transporte público en Santiago a realizar licitaciones únicamente si cuentan con planes de vehículos eléctricos. Vale mencionar que Santiago tiene una flota de metrobuses eléctricos similares al Metrobús Línea 3 de la CDMX, cuya autonomía supera los 300 kilómetros de recorrido por cada carga completa de batería.
De acuerdo al BID, la red metropolitana de transporte urbano de Santiago (antiguamente conocida como “TranSantiago”) a finales de 2021 contará con 800 autobuses eléctricos dando servicio público. Es la flota más grande de electromovilidad fuera de China, el país líder en este rubro.
En vista de que en la actualidad el costo de los autobuses eléctricos es 60% más alto que el de los autobuses de diésel, el BID sugiere una estrategia financiera basada en el ejemplo de la electromovilidad en Chile: se trata de estudiar cuáles son las líneas de transporte público más usadas para focalizar sobre ellas la sustitución de combustible fósil por electricidad; de modo que la operación resulta eficiente tanto en términos económicos como en términos de alcanzar corredores de Cero Emisiones.
Finalmente, el BID llama de nuevo a considerar los años 2020-2021 como una plataforma en América Latina para explorar distintos escenarios rumbo a la descarbonización del transporte. Chile es un buen ejemplo de cómo acercarse a la movilidad carbón-neutral mediante la electromovilidad en transporte público.