Lograr para México una movilidad limpia y una movilidad sustentable pasa por descarbonizar la infraestructura urbana transitando a un ecosistema eléctrico.
Ciertamente la movilidad limpia va más allá de la circulación de vehículos eléctricos en las calles de México: nuestro país primero necesita una infraestructura urbana que respalde las necesidades energéticas de la flota de electromovilidad. Por tanto, México necesita un ecosistema eléctrico.
¿A qué nos referimos cuando decimos que para tener movilidad limpia hace falta un ecosistema eléctrico? Según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) los cuatro lineamientos principales para el despliegue de vehículos eléctricos a gran escala son:
- Electrificación de los vehículos
- La infraestructura necesaria para cargar dichos vehículos
- Descarbonización en la generación de electricidad
- Integración de los vehículos a la red eléctrica
De ahí que el BID llegue a la conclusión de que la movilidad limpia antecede la oferta de vehículos eléctricos por parte de múltiples fabricantes: la movilidad limpia comienza cuando la autoridad diseña políticas públicas para electrificar la infraestructura urbana usando luz producida con energía renovable.
Concretamente, hablamos de modernizar la red eléctrica. En un artículo anterior hablábamos de cómo la compañía canadiense Geotab Energy estaba especializándose en procesos de soporte energético para un parque vehicular de electromovilidad. Algunas de las acciones incluidas en estos procesos son:
- Identificar las horas pico de consumo eléctrico para adaptar los horarios de carga.
- Disponibilidad de estaciones de carga.
- Diseño, proyección y establecimiento de nuevas estaciones de carga.
- Promoción de plantas generadoras a partir de energías limpias como hidroeléctricas.
- Establecer comunicación entre el vehículo y la red eléctrica con información en tiempo real.
Además de examinar la posibilidad de incrementar sustancialmente la circulación de vehículos eléctricos y diseñar una red de infraestructura urbana confiable, regular y asequible en términos de precios, las autoridades también están obligadas a electrificar el transporte público, como ocurrió en CDMX con el Metrobús eléctrico de Línea 3.
Sin embargo, para México el camino hacia una movilidad limpia y una movilidad sustentable aún tiene varios tramos por recorrer: si bien la iniciativa privada aporta la innovación tecnológica y la capacitación imprescindible para las y los operadores de novedosos vehículos eléctricos, es sobre el terreno gubernamental donde se juega la posibilidad de desarrollar ese ecosistema eléctrico sustentable y accesible con una red confiable, asequible y descarbonizada.
¿Conoces casos de ciudades del extranjero donde esté desarrollándose la movilidad limpia? ¿Qué soluciones se te ocurren para seguir impulsando la electromovilidad?