La movilidad sostenible es un modelo de traslado y de ciudad que permite a las personas ir de un lugar a otro sin generar tantas emisiones contaminantes, de forma accesible, eficiente, segura y equitativa para todo tipo de personas y necesidades.
Además, este modelo de movilidad –que privilegia infraestructura para automóviles particulares en lugar de formas de transporte público más sustentable– está acabando con las ciudades. El transporte produce una cuarta parte de las
Necesitamos más y mejor transporte público no contaminante
Sí, la decisión que tomas sobre el cómo llegarás a tu escuela o trabajo podría contribuir a incrementar el cambio climático o a empeorar tu salud y la de las personas que te rodean, en especial de niñas, niños y personas adultas mayores, pero en Greenpeace sabemos que no todo depende de ti, por el contrario, las autoridades locales y federales tienen un papel central para ofrecerte mejores alternativas.
Por años, las autoridades han privilegiado el presupuesto público para infraestructura para automóviles particulares y menos recursos para otras formas de transporte; esto ha hecho que la forma de movilidad que conocemos actualmente, además de contaminante, sea desigual. Solo 53% de quienes residen en ciudades tiene acceso conveniente a transporte público, es decir, que una parada de autobús esté a una distancia de hasta 500 metros a pie del lugar en el que vive, de acuerdo con el informe de las Naciones Unidas. Es un círculo vicioso: la ineficiente oferta de transporte público en nuestras ciudades hace que cada vez más personas prefieran moverse en automóvil, generando más tránsito y contaminación en el aire.
La solución está clara: para reducir nuestra huella de carbono, tenemos que cambiar nuestra forma de trasladarnos hacia alternativas más sustentables como la bicicleta y el transporte público cero emisiones, pero las autoridades deberían garantizarnos plenamente este derecho y todas las alternativas reales y eficientes para ejercerlo.