Por su carácter de movilidad compartida y movilidad sustentable, la micromovilidad seguirá creciendo hasta alcanzar las 31 millones de unidades hacia 2025.
Antes de la pandemia COVID, la micromovilidad era una de las tendencias de transporte a nivel global más sólidas por su carácter compartido y sustentable, la cual continuará creciendo firmemente en la nueva normalidad, sugieren los estudios más recientes.
Según el reporte Micromobility Sharing Underpinning City Mobility Networks (La Micromovilidad Compartida, pilar de las redes de Movilidad Urbana), las nuevas alternativas de transporte como las bicicletas con y sin anclaje, los patines eléctricos o scooters pasarán de 20 millones de unidades en 2020 a más de 31 millones para 2025.
Aunque un 98% del mercado de la micromovilidad mundial corresponde a los esquemas de bicicleta compartida (que son ya comunes en ciudades como Madrid, Ciudad de México, San Francisco y Copenhague), se espera que los scooters conquisten nuevos terrenos como resultado del avance de la electromovilidad y de la Movilidad como Servicio.
La variedad de opciones tecnológicas para los nuevos modos de transporte abarca tres grandes campos:
- Innovación en infraestructura urbana: instalar estaciones de bicicleta compartida dotadas de celdas fotovoltáicas para captar energía solar.
- Soluciones de hardware: nuevos dispositivos de seguridad para bicicletas y patines, así como sensores de identificación personal y navegación.
- Aplicación del ‘Big Data’ para recolectar información: tabular datos de cartografía para crear mapas en tiempo real y desarrollar sistemas inteligentes de gestión de la red eléctrica.
Asimismo, el reporte subraya que explotar el potencial de la micromovilidad para la movilidad urbana involucra nuevos esquemas de asociación público-privadas entre la autoridad de transporte y la iniciativa privada con el propósito de asegurar la inversión e implementación de redes de movilidad integrada.
La tendencia de la micromovilidad ha crecido, llenando un vacío de transporte público conocido como viajes de primer y último kilómetro o “de puerta a puerta”, cuya materialización ayuda a disminuir el tránsito de vehículos privados y también a reducir las emisiones contaminantes. De ahí que pedalear o montar patines eléctricos no solo es una respuesta para eficientar el espacio urbano, sino también para movernos rumbo a la movilidad sustentable.