Micromovilidad: revolucionar la movilidad urbana mediante bicicletas y patines eléctricos
La práctica de la micromovilidad, usar vehículos ligeros e innovadores para viajar distancias cortas, es el futuro de la movilidad. Y es que no se trata solo es desarrollar tecnologías para crear nuevos vehículos, sino también de pensar nuevas formas de micromovilidad urbana cuya simpleza soluciona problemas cotidianos de movilidad.
Tanto el uso de bicicletas tradicionales y eléctricas como los scooters, patinetas y patines forman parte de esta tendencia de transporte a nivel global que está moviéndose hacia la integración del transporte público y de la micromovilidad con el objetivo de lograr traslados más personalizados y menos contaminantes. Es decir, lograr un transporte sustentable.
¿Qué es la micromovilidad?
La micromovilidad surge de la necesidad de ahorrar tiempo, espacio y energía: según cifras de un estudio realizado por McKinsey & Company, 60% de los viajes a nivel mundial son menores a ocho kilómetros, es decir que se trata de traslados que bien podrían realizarse en bicicleta u otros vehículos ligeros antes que echando a andar un automóvil particular.
Por lo tanto, la micromovilidad técnicamente se define como el uso de transportes livianos, sin motor a combustible fósil, para cubrir distancias de hasta diez kilómetros a partir de la necesidad de reducir el tráfico y la contaminación de las grandes ciudades.
¿Cuáles son algunos ejemplos de vehículos ligeros?
Algunos de los vehículos ligeros característicos de la micromovilidad son:
- Patines
No solo es una opción clásica para cubrir distancias cortas en espacios con escaso tráfico vehicular, sino también una manera de realizar actividad física al aire libre sin salir de la ciudad.
- Patinetas y Hoverboards
Muy populares entre las y los jóvenes, patinetas y Hoverboards también son vehículos ligeros que en ciudades como Chicago, Los Ángeles o Nueva York son ya medios establecidos de micromovilidad urbana.
- Scooters eléctricos
El ‘boom’ del patín eléctrico o e-scooter llegó en 2017 por su estrategia de movilidad compartida: a través del código QR descargado vía App es posible usarlos durante un tiempo predeterminado circulando por parques y ciclovías. Ahora, estos vehículos ligeros son adquiridos al menudeo al ser una opción segura y portable de movilidad.
- Bicicletas
Pueden ser tradicionales o eléctricas. En algunas ciudades se han implementado programas públicos para rentar estos vehículos y usarlos por un tiempo predefinido: un caso de éxito es el sistema Ecobici de CDMX.
Micromovilidad urbana llevada al siguiente paso: Movilidad como servicio
Con una planeación adecuada, es posible y deseable combinar el uso del transporte público con estos medios de micromovilidad urbana para realizar traslados de primer y último kilómetro, o viajes de puerta a puerta.
En otras palabras esto es, por ejemplo, llegar en bici a una estación de metro o de metrobús; y salir del transporte público liberando un e-scooter para recorrer el tramo final de nuestra travesía. Para eso es indispensable digitalizar la oferta de servicios de transporte a fin de incluir tantos modos de transporte como sea posible en una sola aplicación.
Este fenómeno de integración entre transporte público y micromovilidad ya está puesto en marcha en Europa y se conoce técnicamente como Movilidad como un Servicio. A continuación examinemos algunos ejemplos de micromovilidad en el mundo.
- China, precursor del fenómeno global de la micromovilidad
China es considerado precursor y protagonista de la micromovilidad urbana, pues desde el 2008 ha impulsado diferentes programas para adaptar el espacio público a estos vehículos ligeros.
Uno de ellos fue implementado por la empresa Hangzhou, que ofrecía un servicio de renta “dockless” de bicis, sin aparcamiento fijo; tiempo después y basado en este servicio, empresas como Ofo serían fundadas. La ventaja del modo “dockless” consiste en poder encontrar y aparcar las bicicletas con más flexibilidad.
Actualmente, Ofo cuenta con alianzas comerciales con grandes empresas de tecnología y comercio electrónico como Xiaomi y Alibaba, que permiten llevar su modelo de movilidad compartida a otras partes del mundo.
- Estados Unidos y el “boom” de las aplicaciones de transporte
Estados Unidos no se quedó atrás y, con empresas como Lime, Bird, Razor y Jump, los usuarios pueden rentar fácilmente alguno de estos vehículos (que en su mayoría son bicicletas eléctricas y e-scooters) por medio de una app.
La nueva movilidad generó fenómenos novedosos para grandes empresas como Uber, que, en julio del 2018, reportó que más personas usaban bicicletas de Jump que el servicio estándar de solicitar traslados en coche.
Esta nueva movilidad sentó las bases para integrar transporte público con micromovilidad:
Por ejemplo, en Portland, es posible comprar un pase especial que incluye acceso a transporte público y a renta de patines eléctricos y bicis. En Pittsburgh, asimismo, es posible utilizar el pase del transporte público para desbloquear una bicicleta y usarla por 15 minutos sin coste alguno. A escala global, este fenómeno de integración se ha materializado en las smart cards o tarjetas inteligentes de movilidad integrada.
- CDMX: una urbe con diferentes transportes alternativos para escoger
Desde hace algunos años el paisaje de la movilidad urbana en la CDMX está siendo transformado a medida que más y más gente usa bicicletas, e-scooters y varios medios más de movilidad compartida para evitar el tráfico y los congestionamientos.
Programas como EcoBici, el servicio de renta de bicicletas tradicionales y eléctricas, hacen que el flujo vehicular sea menor, disminuyendo la contaminación del aire.
De ahí que el uso de transportes alternativos en CDMX se populariza: hablar de una aplicación digital capaz de integrar al metro o al metrobús con otras aplicaciones de transporte de la nueva economía compartida es una realidad muy cercana. Aplicaciones como Grin, Urbvan, Waze Carpool y Cabify han extendido el panorama de la movilidad en México.
Integrar micromovilidad con transporte público es la clave del éxito
Micromovilidad urbana no solamente es colocar patines, bicicletas y otros vehículos ligeros al alcance de todos, sino modificar el espacio urbano para que las distancias sean más cortas a fin de que usar el automóvil privado resulte caro e impráctico.
Pedalear y usar el teléfono móvil para hallar un medio de transporte idóneo para realizar traslados personalizados es una tendencia global que nos obliga a preguntarnos cómo integrar la nueva movilidad con el transporte público y así reducir tráfico y polución.
¿Cuál ha sido tu experiencia practicando la micromovilidad? ¿Prefieres las bicicletas a los e-scooters o al revés? Cuéntanos qué opinas.