Invertir en infraestructura vial impacta favorablemente el crecimiento económico de la comunidad y mejora la calidad de vida de los habitantes citadinos.
¿Qué es la infraestructura vial?
Una definición actualizada de infraestructura vial no solo comprende todo aquel diseño y construcción que facilita el tránsito de vehículos motorizados, sino que también incluye la movilidad de peatones, ciclistas y usuarios de otros medios de transporte no-motorizados como e-scooters o patines eléctricos.
El nuevo paradigma de la infraestructura vial está vinculado a la movilidad verde porque se trata de pensar autopistas, calles, avenidas, ciclovías y pasos peatonales para elevar la calidad de vida de los habitantes de una ciudad, independientemente de si tienen vehículo particular o no.
¿Cuáles son los beneficios para todos de una buena infraestructura urbana?
Además de pensar en la sustentabilidad y la movilidad verde, una buena infraestructura urbana también piensa en criterios de seguridad en el transporte y de accesibilidad para todos: en otras palabras, se trata de crear una movilidad limpia, segura y equitativa.
Algunas acciones concretas que mejoran la calidad de vida de quienes se mueven en el espacio público son, por ejemplo:
- Favorecer la ampliación de banquetas en vialidades previamente dominadas por espacios para vehículos particulares como estacionamientos.
- Invertir en semáforos inteligentes, la famosa “tecnología de prioridad semafórica”, que agiliza el paso del transporte público.
- Echar a andar la sustitución del parque de unidades de transporte público que usan diésel por nuevas unidades eléctricas: electromovilidad.
- Rehabilitar el espacio público y el patrimonio arquitectónico de una ciudad: ahí está la modernización del Palacio de Bellas Artes y Palacio de Correos en CDMX.
- Instalar nueva señalización de fácil interpretación para integrar a la ciudadanía mediante programas de educación vial para niños.
- Avanzar en un nuevo paradigma pos-COVID donde la micromovilidad sea una herramienta de prevención mediante nuevas ciclovías más amplias y extensas.

El efecto multiplicador de invertir en infraestructura vial: impacto económico
Apostar por mejorar carreteras, calles, avenidas, andadores y ciclovías es algo que en el lenguaje de los economistas se llama “inversión bruta de capital fijo”; y en términos simples esto es así porque invertir en infraestructura genera empleo, incrementa los salarios y aumenta el consumo de otros bienes y servicios: el beneficio existe desde antes de inaugurar las obras.
Según cifras del INEGI, la inversión bruta en México comparando diciembre de 2020 con diciembre de 2019 cayó -18% en términos reales, lo cual muestra un panorama donde el espacio para desarrollar novedosos proyectos de infraestructura vial es grande y necesario.
Uno de estos proyectos de movilidad urbana, anunciado en noviembre del año pasado, es la ampliación de 25 kilómetros del Tren Suburbano CDMX que además conectará al centro de la capital con el nuevo aeropuerto de Santa Lucía, cuya inauguración está prevista para el 21 de marzo de 2022.
Hablar de mejorar nuestros espacios viales es hablar de mejorar nuestra calidad de vida
La sustentabilidad y la movilidad verde, la seguridad en el transporte y la accesibilidad para todos implica dejar de ver a la infraestructura vial en términos de vehículos privados y más en beneficio de los peatones, transporte público y habitantes de la ciudad. En pocas palabras, la infraestructura urbana es cuestión de una mejor calidad de vida en común.